Literal, CADA VEZ CREO MENOS EN EL SISTEMA MÉDICO.
Honestamente hay muchas veces que hacen cosas cuestionables SIN SIQUIERA PENSARLO O SABERLO.
Me tratan como a una niña. Me interrumpen cuando quiero decir algo. Tratan de adivinar mis pensamientos y de hablar por las minorías a las que yo pertenezco y ELLOS NO. Incluso creen que debo respetar a mayorías intolerantes.
En una ocasión, yo le hablé a mi terapeuta de que me disgustaba que me hicieran ir a misa a pesar de ser pagana (pronto lo hablaré más a detalle). Ella me replicó:
"¿Si escuchaste lo de los dos sacerdotes jesuitas?"
¿Les digo la verdad? ME VALE MADRES. ME VALE MADRES QUE ASESINEN A DOS, Y SOLO DOS, MIEMBROS DE UNA RELIGIÓN QUE MASACRÓ A LA MÍA. En serio, que se jodan... Uno cosecha lo que siembra. Y ELLOS SEMBRARON UNA GRAN INTOLERANCIA HACIA OTRAS RELIGIONES. LA VENGANZA ES DULCE. EL PERDÓN SOLO AYUDA A LOS AGRESORES. JAMÁS, LO JURO POR LOS DIOSES, RESPETARÉ O PERDONARÉ A LA GENTE CRISTIANA.
Pero, en realidad, no dije nada. Sólo me quedé escuchando, deseando que fueran ELLOS los que trabajaran su "flexibilidad mental".
Y es que, carajo, me choca que me digan que haga algo que NI ELLOS MISMOS HACEN.
Bola de hipócritas.
Otra cosa que me disgusta es cuando SE PASAN POR EL ARCO DEL TRIUNFO TU AUTONOMÍA CORPORAL. Les digo que las medicinas que se me dan me causan problemas estomacales, sueño, aumento de peso... Y ellos aún insisten en que "es lo mejor para mí", sin siquiera querer revisar por una segunda opción.
También me tratan como a una niña. Me hacen jugar con muñequitas para explicar situaciones QUE PREFIERO ACTUAR YO MISMA. Digo, para eso fui a cursos de teatro musical, ¿no? Tambiién me hablan con esa voz cantarina que se ocupa para los bebés. A veces, incluso intentan que yo resuelva mediante el diálogo situaciones que ya se tornan violentas. SI ESO FUNCIONARA, EN EL MUNDO NO HABRÍA GUERRA.
Y lo sé. Por como escribo, se me puede tachar de engreída y pretenciosa. Pero, ¿En serio lo soy? ¿O simplemente vigilas mi tono?
Yo quiero personal médico que me respete. Que entienda como soy. Que no me piense como algo que arreglar, si no alguien que va a aprender, y, al mismo tiempo, a enseñar cosas que jamás entenderán.
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